En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, y con ello se abrió la posibilidad para que todos los actores de la sociedad avancen juntos en una dirección que lleve a dibujar un panorama más favorable para las sociedades y el planeta.
En total son 17 los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas, que constituyen un marco de trabajo para quienes deseen convertirse en un agente de cambio y un mapa de ruta para las marcas que buscan alinear su propósito con el crecimiento y prosperidad para todos.
Y esto no es un mero asunto de los burócratas de la ONU, sino una respuesta a las demandas de un ciudadano con una nueva mentalidad.
Estamos en un momento donde importan todos los aspectos ligados al proceso productivo y cada detalle está sujeto al escrutinio constante de las personas.
Desde luego, esto supone un enorme reto para las marcas, pero sin duda brinda una oportunidad de oro para que muchas organizaciones puedan entregar valor más allá de sus productos y demostrar que tienen un propósito alineado con las grandes demandas de hoy.
Mejor aún, si este propósito es compatible con las metas del Desarrollo Sostenible y permite moldear la forma en que el diseñamos y administramos el negocio.
Este enfoque nos reta a pasar de la figura de espectador a la de un jugador de primera línea, que tiene en sus manos el poder para ganar el juego.
Desarrollo sostenible como variable clave
Porque la clave está en conectar el desarrollo sostenible con el éxito comercial duradero, pero para lograr esta conexión, las marcas deben asumir un compromiso real y hacer de éste uno de los pilares de su cultura de marca.
Quienes escuchan con atención a las sociedades donde operan, se han dado cuenta que éstas reclaman —cada vez con más fuerza— nuevas formas de interacción económica lideradas por marcas con objetivos más allá de lo económico.
Por esta razón términos como economía circular, agricultura orgánica, moda sustentable, plastic free, cruelty free, entre muchos otros, vienen tomando relevancia en numerosas categorías de negocio.
Y ya no hablamos del futuro, hablamos del ahora.
Ahora bien, ¿cómo pueden sumarse las marcas latinoamericanas a esta nueva realidad?
Un buen punto de partida es usar las metas planteadas por la ONU como una guía para producir cambios en la manera de producir.
Lo más interesante de todo, es que las acciones planteadas para caminar hacia el desarrollo sostenible son perfectamente compatibles con el crecimiento económico.
Y va más allá, porque además traen beneficios en términos de valoración de marca. El compromiso con el desarrollo sostenible tiene un impacto positivo en la percepción de las audiencias
Por ejemplo, las marcas con un propósito sustentable son mejores atrayendo y reteniendo talento, puesto que las generaciones más jóvenes no solo buscan beneficios económicos o un lugar donde hacer carrera, sino pertenecer a una organización alineada con sus valores.
De igual manera, se sabe que los consumidores quieren comprar productos que contribuyan activamente a mitigar los grandes males de la sociedad. Esto pasa porque las personas están apostando por formas de consumo más conscientes.
El consumidor de hoy comprende que cada de decisión de compra que toma expresa un rasgo de su identidad y esto representa una gran oportunidad para las marcas que sean capaces de producir desde un paradigma compatible con la identidad de sus públicos de interés.
De manera que una marca que asume la sustentabilidad como pilar de su gestión tiene un poderoso recurso con el que mejorar su imagen ante la opinión pública, generar confianza y maximizar beneficios.
La construcción de una percepción de marca favorable llega a cualquiera de las audiencias de la organización. No importa si se trata de socios, de las comunidades donde opera o los inversores.
La buena imagen de marca genera confianza y la confianza maximiza beneficios.
Por ejemplo, los inversionistas ya reconocen los beneficios de un enfoque de negocios basado en el desarrollo sostenible, según el estudio de Deloitte “2030 Purpose: Good Business and better future”.
Una marca que se preocupa por producir de una manera más responsable con el medio ambiente contará con el beneplácito de las grandes mayorías, y lo más importante de todo, es que estará haciendo su parte en la construcción de un futuro mejor.
Sin embargo, es necesario asumir con seriedad la sustentabilidad, vivirla y comunicarla alejándose a toda velocidad de modas o postureos. En tiempos donde las personas están más informadas, la transparencia es clave.
Es tiempo de predicar con el ejemplo
Y esta necesidad de cumplir nos lleva irremediablemente a repensar la manera en que producimos para inclinar la balanza a favor del planeta. Cambiando el enfoque se puede llegar a un punto de equilibrio donde el crecimiento se sostenga en armonía con la sustentabilidad y abra paso a nuevas experiencias de marca, y nuevas formas de concebir las relaciones comerciales.
Es ahora o nunca por dos simples razones; la gente lo exige y cada vez lo exigirá más y el planeta lo requiere. Recordemos que, si es bueno para el planeta, es bueno para el negocio.